A ver si me pueden ayudar. Soy católica pero no estoy de acuerdo con las fiestas para los santos y la Virgen pues creo que teniendo un Dios omnipotente no necesita secretarios que le den los mensajes de los feligreses ( sus hijos pues) a él, para mí eso representa falta de fe según mi lógica. Según lo que he estudiado mis maestros dicen que el amor hacia su virgen deriva del mensaje que da Jesús a Juan en el momento de su crucifixión donde dice: 'He ahí a tu madre' y a María: "he ahí a tu hijo", según esto diciendo que debemos de tomarla como parte de nuestra vivencia . Y que al estar cerca a María a fuerzas cumpliremos la voluntad de su hijo. Sinceramente me parece un testimonio escueto, no me basta para que ese día hagan tanta faramalla a una imagen y muchos crean que es ella quien les hace milagros.. Menos me agrada que la gente haga mandas ridículas que dañen su cuerpo con tal de llegar a un Dios por intercesión de otro… ¿Sabe de alguien que pueda explicarme bien el porqué de esa devoción tan exagerada?… Para mí eso de hacer fiesta el día 12 de diciembre, por ejemplo, es una ocasión para hacer negocio por parte de la misma comunidad, de emborracharse, de pedir, pedir, pedir (pero nada de dar). Hasta banda llevan, flores, hasta venden cobijas.. Pero el día 24 de diciembre pocos se acuerdan de Dios…
Estimada en Cristo:
No se si seré el más adecuado para responder tus inquietudes, pero lo intentaré, luego tú dirás si lo hice bien o no. Comencemos.
1.- Intercesión
¿Dios necesita secretarios?, definitivamente no, pero veamos que nos dice la Biblia en cuanto a pedir por los demás:
¿Acaso tú nunca has orado por alguien cercano a ti y de ser necesario no haz pedido a personas de tu entorno que te ayuden haciendo oración por ese motivo? ¿Eso te convierte a ti en “secretaria” de Dios?, de ninguna manera, te hace cristianamente humana y por el cariñó que demuestras por tus hermanos Dios te mira aún con más cariño, ya que das amor a aquellos a los que Él también ama.
En la Biblia vemos que esta intercesión es factible y que funciona, por ejemplo en la sanación del siervo del centurión:
Y el siervo de un centurión, al cual tenía Él en estima, estaba enfermo y á punto de morir. Y como oyó hablar de Jesús, envió a Él los ancianos de los Judíos, rogándole que viniese y librase a su siervo. Y viniendo ellos a Jesús, rogáronle con diligencia, diciéndole: Porque es digno de concederle esto; Que ama nuestra nación, y Él nos edificó una sinagoga. Y Jesús fué con ellos. Mas como ya no estuviesen lejos de su casa, envió el centurión amigos á Él, diciéndole: Señor, no te incomodes, que no soy digno que entres debajo de mi tejado; Por lo cual ni aun me tuve por digno de venir a ti; mas di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto en potestad, que tengo debajo de mí soldados; y digo á éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace. Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de Él, y vuelto, dijo á las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y vueltos á casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo. (Lucas 7:2-10)
“La oración ferviente del justo tiene mucho poder” nos dice el Apóstol Santiago, pero ¿acaso el centurión o cualquiera de nosotros es digno de ser llamado justo?, yo me reconozco pecador y pese a ello San Pablo me invita a vivir orando e intercediendo a favor de mis hermanos, y si mi oración logra un favor de Dios para un hermano en la fe ¿Cuánto más logrará la oración de aquellos que sabemos son verdaderamente justos? Eso no los convierte en “secretarios” de Dios, son nuestros amigos, nuestros hermanos, y acudimos a ellos a sabiendas de que las oraciones de los santos son perfumes que se entregan a Jesús (Ap. 5, 8) y luego él presentará al Padre (Juan 14,6).
Cuando acudimos a ellos no lo hacemos por que ellos sean "secretarios" de Dios, lo hacemos para que ellos unan sus oraciones a las nuestras y así, si ante los ojos de Dios lo que se pide es bueno, se otorgue el favor solicitado.
La Iglesia nunca ha enseñado que la Virgen o los santos obren milagros, veamos que nos dice el Catecismo, (libro al que debemos acudir para entender lo que verdaderamente enseña la Iglesia):
956 La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad […] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra […] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad".
La doctrina de la Iglesia Católica expresa que los santos interceden por nosotros, presentando nuestras súplicas -al Padre- por medio del ÚNICO mediador: Cristo Jesús. Quiere decir que lo que ellos presentan a través de Cristo, lo otorga Cristo a través de ellos, por eso los milagros son obra de Cristo por intercesión de otros.
¿Y si alguien -por ignorancia- cree que el favor lo recibió de un santo o de la Virgen?, pues que sea Dios el que juzgue el corazón de esa persona… lo que yo puedo decir que si ellos reciben favores de Dios con su oración -que ante nuestro intelecto más instruido parecería incluso idolátrica- debe ser por la sencillez, humildad y sincero amor a Dios con la que ellos hacen esas oraciones, ya lo dijo Jesús: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños » (Lucas 10, 21).
2.- Amor a la madre de Jesús
Nunca es posible amar demasiado a alguien, ya que por más amor que le entreguemos nosotros, nunca será igual al amor que Dios tiene por aquella persona.
¿Acaso a ti no te agrada que tus amigos ten cariño por tu mamá? Te aseguro que exactamente lo mismo siente Jesús cuando nosotros demostramos cariño hacia su madre, y así le demos a ella las más grandes muestras de afecto nunca podremos igual al amor que él siente por ella.
El pasaje al que haces referencia es Juan 19, 26-27. En ese momento Jesús entrega a Juan (que como Apóstol representa a toda la Iglesia) a María, para que la ame no sólo como madre de Jesús sino como a su propia madre… pero ¿al estar cerca de María, a fuerzas cumpliremos la voluntad del Hijo?, no, ya que así como Judas estuvo cerca de Jesús y al final nunca comprendió lo que él quiso enseñarle, la sola proximidad a María no nos garantiza que cumpliremos la voluntad de Jesús.
Entonces, ¿qué pasa si no acepto a María?, ese ya es otro cantar, vemos en el Evangelio de San Juan, capítulo 2 que hubo una boda en Caná de Galilea, a ella fue invitada María -en primer lugar- y con ella se invitó a Jesús y a sus discípulos.
Donde va María, allí acude su hijo, entonces ¿quieres a Jesús en tu vida?, inicia invitando a María a ella y luego el Hijo irá… así como Jesús vino a nosotros a través de María, nosotros podemos llegar a él acercándonos a ella.
Luego dependerá de nosotros si hacemos o no su voluntad, (la de Jesus), aunque María siempre nos repetirá “hagan lo que él os diga” (Jn 2, 5).
3.- La religiosidad popular
Es verdad que en las muestras populares de religiosidad hay muchas cosas que mejorar, que muchos lucran o aprovechan esas fechas para beber en exceso y hacer otras tantas cosas no dignas, a ellos los juzgará Dios, no me atrevo yo a ser su juez.
Pero ver sólo eso es no querer ver los cientos de muestras de sincera devoción y amor a Dios de miles de corazones humildes que son visibles en esos días, pero que mantienen ese amor durante todos los demás días del año.
¿Puedes ver tú en sus corazones para saber lo que hay en ellos para emitir un juicio de valor? Yo no puedo, por ello me abstengo de juzgarlos, tan sólo me uno a sus oraciones y espero que Dios les conceda aquello que están solicitando.
En Lucas 18, 1-8, el mismo Jesús nos invita a pedir con insistencia, así que aquellos que hacen lo de “pedir, pedir, pedir”, están haciendo lo que Jesús enseña… en cuanto a que den o no den, repito lo que ya dije antes: no soy quien para juzgarlo.
Dios te bendiga.
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