Cada 6 de noviembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Leonardo de Noblac, patrón de los prisioneros y las parturientas. Leonardo nació en Galia (actual Francia), probablemente entre los años 491 y 518 (lamentablemente no hay mayor certeza al respecto), en el seno de una familia noble de origen franco, reconocida como tal por el Imperio romano.
Perteneció a la corte de Clovis I (Clodoveo), iniciador de la dinastía Merovingia. Clodoveo y Leonardo se convirtieron al cristianismo durante la navidad de 496, gracias al patrocinio de San Remigio, Obispo de Reims, quien los condujo por el camino de la caridad y el apostolado.
Leonardo obtuvo de Clovis la autorización para encargarse de los prisioneros que estaban en las cárceles y devolver la libertad a aquellos que hubiesen cumplido un castigo proporcional y según la justicia.
En aquellos tiempos, solía suceder que los prisioneros pasasen encerrados por periodos absurdos o exagerados, sea por su desproporcionalidad o porque simplemente nadie se acordaba más de ellos; sin mencionar la crueldad de las condiciones de vida.
Leonardo se preocupó por devolverle la libertad a aquellos que estaban muy enfermos, a quienes ya habían cumplido una pena suficiente o a quienes habían sido víctimas de falsas o dudosas acusaciones.
Sin proponérselo, el santo inauguró en Occidente lo que podría considerarse una nueva “mirada” al problema de las cárceles, o una perspectiva más humana en el trato a quienes purgan una pena en prisión. Por esta razón, a San Leonardo se le considera patrono de los prisioneros.
A Leonardo se le ofreció ser obispo pero rechazó tal posibilidad. En su tiempo, era muy común que las familias nobles tuvieran como prerrogativa que uno de sus miembros fuese parte de la jerarquía eclesiástica. El rey Clodoveo interpuso una oferta para Leonardo, pero él prefirió hacerse monje.
Primero ingresó al monasterio de Micy y posteriormente se fue a vivir a los bosques de Limousine, Aquitania, hacia donde por su vida de santidad atrajo a muchas personas interesadas en seguir sus enseñanzas. La mayoría de ellos también adoptó el estilo de vida eremita.
La tradición medieval conserva hermosas historias sobre San Leonardo. Una de ellas evoca su intervención cuando a la reina se le adelantaron los dolores de parto. Se temía lo peor, pero las oraciones y cercanía espiritual de San Leonardo contribuyeron a que diese a luz sin contratiempos.
Por esto, Leonardo fue premiado con unas tierras, las que después cedió para la construcción de la abadía que hoy lleva su nombre: la abadía de San Leonardo de Noblac.
Su devoción se extendió por Europa en los siglos posteriores del medioevo gracias a los incontables milagros atribuidos a su intercesión, la mayoría de ellos vinculados a la liberación justa de prisioneros o a madres que invocaban su nombre en el difícil momento del parto.
San Leonardo de Noblac murió en el año 559. También se le considera patrono de la conservación del ganado, debido a su vinculación con el campo y la vida pueblerina.
Hoy, cientos de iglesias y capillas llevan su nombre a lo largo de la Europa occidental, incluyendo la parte insular.
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Etiquetas: Italia, Santos, prisión, santoral
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