Las explicaciones que se han dado en el caso de las denuncias de abusos contra al menos nueve mujeres religiosas a manos del conocido sacerdote y artista jesuita Marko Rupnik, de 68 años, dejan importantes vacíos.
En un comunicado publicado el 2 de diciembre, tras la difusión de artículos periodísticos que acusaban de abusos al P. Rupnik, la Compañía de Jesús (jesuitas) señaló que “el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) recibió una denuncia en 2021 contra el P. Marko Ivan Rupnik S.J. en cuanto a su forma de ejercer el ministerio. No hubo menores involucrados”.
Tras una investigación preliminar encargada a la Compañía de Jesús, el Dicasterio del Vaticano “determinó que los hechos en cuestión debían ser considerados prescritos y por lo tanto cerró el caso a principios de octubre de este año 2022”, dice el comunicado.
Sin embargo, desde esa investigación, la Compañía de Jesús tomó medidas cautelares contra el P. Rupnik, que incluyen la “prohibición del ejercicio del sacramento de la confesión, de la dirección espiritual y del acompañamiento de los Ejercicios Espirituales”.
“Además, estaba prohibido para el P. Rupnik ejercer actividades públicas sin el permiso de su Superior local”.
“Estas medidas siguen vigentes hoy, como medidas administrativas, incluso después de la respuesta del Dicasterio para la Doctrina de la Fe”, se lee en el comunicado de los jesuitas.
En declaraciones a ACI Prensa este 9 de diciembre, el P. Johan Verschueren, consejero general y delegado para las Casas y Obras Interprovinciales de la Compañía de Jesús en Roma, aseguró que “lo que nos interesa a los jesuitas, desde el punto de vista legal, y desde el punto de vista moral-religioso, son los probables indicios de que los votos probablemente fueron atestiguados por la averiguación previa, especialmente cuando hizo daño a personas”.
“No necesitamos los resultados del proceso penal para la toma de medidas preventivas. Y aun cuando los puntos en los que se enfocó el DDF sean declarados prescritos, esto no cambia nada con respecto a nuestra perspectiva legal (administrativa)”.
“Por tanto, se pueden imponer medidas, proporcionadas, justas, eficaces para asegurar la máxima seguridad al pueblo de Dios”, dijo.
El P. Marko Rupnik es un artista conocido a nivel mundial, y sus obras incluyen trabajos en el Palacio Apostólico del Vaticano, en el edificio de la Conferencia Episcopal Española, en la Catedral de Santa María la Real de Almudena, en Madrid, y el Santuario de Fátima.
El P. Rupnik hizo el logo del Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2015, y fue el encargado de elaborar la imagen oficial del X Encuentro Mundial de las Familias, realizado en 2022.
A inicios de la década de 1990, junto a la hermana Ivanka Hosta, el P. Rupnik fundó en Ljubljana (Eslovenia) la Comunidad Loyola, un instituto femenino de vida religiosa, donde habría abusado de al menos nueve mujeres.
Una de ellas habría llegado a intentar suicidarse a causa de los abusos.
Para 1993, el sacerdote jesuita dejó la Comunidad Loyola tras aparentes conflictos con la hermana Hosta, y se fue a Roma, junto a varias de las religiosas, y creó el Centro Aletti, dedicado a la promoción del arte religioso y su conexión con la espiritualidad ignaciana.
En 2020 antiguas integrantes de la Comunidad Loyola recurrieron a la Santa Sede para denunciar los abusos que se vivían al interior de la institución, que se remontarían hasta los años en los que el P. Rupnik era su capellán.
El Vaticano entonces designó como comisario apostólico a Mons. Daniele Libanori, jesuita y Obispo Auxiliar de Roma.
A la fecha, el Santuario de la Santa Casa de Loreto (Italia) tiene programado que el P. Marko Rupnik realice una jornada de ejercicios espirituales del 13 al 17 de febrero de 2023. Esto implicaría que la norma que requiere al P. Rupnik abstenerse de participar en eventos públicos no estaría siendo obedecida.
En declaraciones a ACI Prensa este 9 de diciembre, Mons. Libanori se refirió a esta jornada de ejercicios espirituales.
“Normalmente, el programa de retiros espirituales se elabora con al menos un año de antelación. Realmente no creo que los organizadores pudieran imaginar lo que se ha hecho público estos días”, dijo.
“Tampoco sé si, tras los hechos que han surgido y se han hecho públicos, se mantendrá el rumbo previsto o si se sustituirá al padre Rupnik”, añadió.
Mons. Libanori explicó además que el comisariamiento a la Comunidad Loyola no se ha mantenido en secreto: “El encargo de la Comunidad de Loyola se ha hecho público en el foro apropiado, es decir, la Iglesia. Yo mismo informé debidamente a todos los obispos en cuyas diócesis hay una casa del Instituto”.
En una entrevista difundida el 7 de diciembre por el medio portugués 7Margens, el P. Arturo Sosa, Superior de la Compañía de Jesús, dijo que para la congregación religiosa “cualquier caso como este es muy doloroso”.
Sin embargo, continuó, “no tenemos que publicar todos los casos. Una de las cosas a las que todos tenemos derecho como personas es cierta cantidad de privacidad: tienes que hacer declaraciones públicas cuando es público; cuando no es público, no hay nada que hacer al respecto y eso no significa ocultarlo. No escondimos nada”.
“En este caso, me parece importante subrayar algunas cosas. Uno, que no hay menores de edad involucrados. En otras palabras, estos son problemas entre adultos”, agregó el P. Sosa.
La Iglesia considera que en una relación entre adultos donde hay un desnivel de poder y de autoridad, como por ejemplo entre un fiel católico y un sacerdote, un director espiritual o un superior, es abuso sexual.
El P. Sosa dijo luego que “no recibimos la denuncia directamente, sino de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe [CDF], la solicitud de realizar una investigación porque habían recibido la denuncia. Precisamente para no ocultarlo y hacerlo de la forma más transparente posible, buscamos investigadores que no fueran de la Compañía de Jesús”, continuó.
Consultado sobre por qué no se hizo público el caso, que involucraría a al menos nueve víctimas, el P. Sosa dijo que “hay que preguntar a las víctimas. No puedo tomar la palabra por alguien que no quiera”.
“No hay ningún proceso que diga que hay una víctima aquí y una víctima allá. Fue prescrito. No hay calificación de víctimas, hay sospecha de hechos que traspasaron los límites de lo que se hace entre adultos”, señaló.
Respecto a los ejercicios espirituales que tiene programados el P. Rupnik en el Santuario de Loreto para febrero de 2023, el P. Sosa señaló que es “un retiro que no creo que esté previsto, pero no debería [hacerlo]”.
“[El P. Rupnik] No está detenido, ni ninguna de las medidas afecta a su obra. Tiene compromisos artísticos muy importantes. Puede celebrar la Eucaristía, lo que está prohibido es guiar ejercicios espirituales o confesarse (sic). Esas son las medidas, porque tiene que ser proporcional a los hechos”, indicó.
“Sigue teniendo la misma movilidad que cualquiera de nosotros, por motivos de trabajo. No está limitado por este tipo de medida. Aquellas a las que estaba sujeto las ha cumplido”, añadió.
A pesar de las sanciones, el P. Rupnik ha seguido publicando mensajes a través del canal de YouTube del Centro Aletti. El más reciente de ellos tiene como fecha el 8 de diciembre.
Consultado al respecto, el P. Johan Verschueren dijo que “ahora estamos examinando todas las medidas implementadas y estamos tratando de ver cómo hacerlas más efectivas de lo que ya son”.
Una de las acusaciones que ha trascendido a los medios de comunicación es que el P. Marko Rupnik habría confesado sacramentalmente a una de las mujeres de las que habría abusado sexualmente, por lo que podría haber incurrido en excomunión automática, conocida en la ley de la Iglesia Católica como latae sententiae.
Consultado sobre esta acusación, el P. Johan Verschueren, dijo a ACI Prensa que “todas las preguntas con respecto a la competencia del DDF están bajo restricción”.
Sin embargo, al ser consultado sobre por qué el caso del P. Rupnik fue gestionado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y no por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que se encarga de las congregaciones religiosas como los jesuitas, el P. Verschueren dijo: “Porque involucró algunas posibles irregularidades en la forma en que se administraron los sacramentos, y esto está dentro de la competencia del DDF”.
En efecto, las Normas sobre los delitos más graves reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe, hoy Dicasterio para la Doctrina de la Fe, establecen que este “juzga los delitos contra la fe y los delitos más graves cometidos contra la moral o en la celebración de los sacramentos”.
A diferencia de un abuso sexual con adultos, una excomunión latae sententieae, no prescribe sino hasta que el Santo Padre o alguien encargado directamente por él proclame un decreto de absolución, usualmente a través de la Penitenciaría Apostólica.
Mons. Libanori coincidió en que para el caso del P. Rupnik el Dicasterio para la Doctrina de la Fe “era competente en aquel momento”.
“Cuando se presenta un caso, la Autoridad a la que se remite el Denunciante lo envía al Ordinario del sujeto denunciado para su investigación. Una vez finalizada la investigación, las conclusiones deben transmitirse al Dicasterio competente, que a su vez debe decidir cómo proceder”, explicó.
“La Compañía de Jesús hizo lo que estaba obligada a hacer y, para que no hubiera sombras, encargó la investigación a una persona ajena a la propia Compañía. En cuanto al Dicasterio competente, en el momento de la investigación el competente era el DDF”, indicó.
Ante la consulta sobre si el P. Rupnik incurrió en excomunión, Mons. Libanori dijo que “no he recibido información, así que no lo sé”.
El Obispo se manifestó “convencido de la necesidad de transparencia, especialmente en casos como éste. Pero no dispongo de más información”.
Además, indicó que “sería apropiado consultar al propio Marko Rupnik, a quien tal vez se podría exigir al menos una disculpa, teniendo en cuenta que el comunicado de la Compañía da a entender que las acusaciones contra él no han sido desmentidas”.
“De hecho, se habla de prescripción”, señaló.
El P. Johan Verschueren dijo que en el caso del P. Rupnik “no hubo juicio penal y, por lo tanto, no se encontró culpabilidad o inocencia (según la ley penal)”.
“Sin embargo, el derecho administrativo, que asegura la calidad de la vida religiosa, es competencia del Superior Mayor. Y, como la Compañía de Jesús quiere tomar medidas para garantizar los más altos estándares en nuestro ministerio, las medidas siguen vigentes”, añadió.
Las preguntas que se mantienen abiertas en el caso del P. Marko Rupnik podrían tener respuestas en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Así lo indicó recientemente a ACI Prensa el sacerdote jesuita P. Hans Zollner, experto en la lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia Católica.
“Es obvio que tiene que contestar el Dicasterio de la Doctrina de la Fe”, dijo.
Para el P. Zollner, los jesuitas “han dicho lo que podían decir y, por lo que veo, las explicaciones sobre a qué llegaron con la sentencia las debe dar el Dicasterio”.
“Ellos son los que han determinado que los hechos han prescrito. No lo puede hacer la Compañía de Jesús, es competencia del Dicasterio”, señaló.
“Eso es según mi parecer, ya que no soy experto, pero el Dicasterio debe responder”, añadió el P. Zollner.
El 6 de diciembre, otro reconocido sacerdote jesuita, el P. Gianfranco Matarazzo, ex Provincial de la Provincia Euro-Mediterránea de la Compañía de Jesús, calificó el caso Rupnik como un “tsunami de injusticia, de falta de transparencia, de manejo cuestionable, de actividad disfuncional, de trabajo personalizado, de comunidad apostólica sacrificada al líder y trato desigual”.
“Y el comunicado jesuita relanza este tsunami. Un caso paradigmático de justicia negada”, lamentó.
Para el P. Matarazzo son necesarios cuatro pasos para hacer frente a este drama. El primero, indicó, es “aceptar total responsabilidad y consecuencias”.
El segundo es “ofrecer una reconstrucción detallada de todo lo que pasó”. El tercer punto es “convocar una conferencia de prensa y responder todas las preguntas de manera transparente, sin tener que hacer adiciones previas por estar obligados a hacerlo”.
El cuarto y último punto señalado por el P. Matarazzo es “abrir de par en par los archivos”.
Etiquetas: Vaticano, Congregación para la Doctrina de la Fe, Abusos sexuales, Compañía de Jesús, abusos, Diócesis de Roma, Dicasterio para la Doctrina de la Fe, P. Marko Rupnik
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