A través de la ventana – Catholic.net

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, quiero tomar una buena disposición para serte grato, pero dame la fuerza para que, iluminado por tu mirada e impulsado por tus ánimos, llegue a cumplir fielmente la misión que me has encomendado.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; porque así como juzguen los juzgarán y con la medida que midan los medirán.

¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? ¿Con qué cara le dices a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, cuando tú llevas una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga que tienes en el ojo, y luego podrás ver bien para sacarle a tu hermano la paja que lleva en el suyo”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando estamos ante una ventana a través de la cual podemos ver paisajes inolvidables, nos agrada contemplar todo lo que podemos ver con claridad. Pero en el momento en que vemos una pequeña mancha en la ventana, encontramos gran dificultad para ver con gusto todos los paisajes que se nos presentan. Nuestra atención se centra sobre esta pequeña mancha. Es molesto. Es fastidioso.

Esta ventana, aunque esté sucia, rallada u opaca, no deja de presentarnos las maravillas de los paisajes por el mero hecho de ser una ventana. Por eso cada persona, por muchos defectos que tenga, nos muestra la grandeza de Dios, pues a través de todo hombre, si sabernos ver por encima de la suciedad, las ralladuras y la opacidad, podemos contemplar a todo un Dios que se nos muestra en él.

Dios nos pide no juzgar y tratar de verle a través de cada ventana que encontremos en nuestra vida. Nos invita a no quedarnos en los defectos que encontremos, sino que sepamos ver más allá; aun cuando esté bastante obscurecida, pues siempre habrá al menos un rayo de luz que atraviese esa ventana.

Hagamos el esfuerzo de hacernos un examen para ser una ventana trasparente para los demás.

«A la misericordia se le puede aplicar aquella enseñanza de Jesús: “Con la medida que midan serán medidos”. Permítanme, pero pienso aquí a esos confesores que “apalean” a los penitentes, que los riñen. Pero, ¡así los tratará Dios a ellos! Aunque no sea más que por eso, no hagan estas cosas. La misericordia nos permite pasar de sentirnos misericordiados a desear misericordiar. Pueden convivir, en una sana tensión, el sentimiento de vergüenza por los propios pecados con el sentimiento de la dignidad a la que el Señor nos eleva. Podemos pasar sin preámbulos de la distancia a la fiesta, como en la parábola del Hijo Pródigo, y utilizar como receptáculo de la misericordia nuestro propio pecado».
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré un examen para ver mi actitud hacia el prójimo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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