8 datos sobre San Ambrosio que te pueden interesar – ACI Prensa

San Ambrosio fue uno de los cuatro primeros doctores de la Iglesia y fue quien bautizó a San Agustín.
Este 7 de diciembre, día en que celebramos su fiesta, presentamos ocho datos sobre este santo recopiladas por el apologeta Jimmy Akin, un converso del protestantismo al catolicismo, y publicadas en el National Catholic Register.
1.       ¿Quién fue San Ambrosio?
San Ambrosio nació alrededor del año 338 y murió en el año 397. Además fue Obispo de Milán (Italia).
2.       ¿Cómo fue nombrado obispo?
Ambrosio era un funcionario del gobierno; sin embargo, a la muerte del obispo local, los católicos y los arrianos entraron en un conflicto vehemente sobre quién debería ser el nuevo obispo.
Ambrosio estaba tratando de mantener la paz y calmar a los dos grupos cuando alguien, supuestamente un niño pequeño, comenzó a gritar “¡Ambrosio, obispo!”
Pronto, los dos grupos decidieron que Ambrosio debía ser el nuevo obispo.
Según escribió Akin, “aparentemente, los arrianos sintieron que, aunque Ambrosio era católico en la creencia, sería un obispo más amable de lo que probablemente serían”.
El apologeta indicó que “este conjunto de circunstancias es lo suficientemente extraordinario, pero lo que es aún más extraordinario es que Ambrosio ni siquiera era cristiano todavía. ¡Era un catecúmeno no bautizado!”.
3.       San Ambrosio no quería ser obispo
San Ambrosio no quería ser obispo, por lo que se ocultó. Sin embargo, el emperador Valentiniano se enteró de todo esto y decretó severas penas para cualquiera que le diera refugio.
Por lo tanto, se vio obligado a salir de su escondite y aceptar su ordenación como obispo. Rápidamente lo pasaron por los grados preliminares de las órdenes y fue consagrado aproximadamente una semana después.
4.       ¿Cómo le fue como obispo?
A San Ambrosio le fue bien como obispo, y ello es parte de por qué fue declarado doctor de la Iglesia. 
Dejó muchos escritos maravillosos, ayudó a convertir a San Agustín, combatió la herejía e introdujo en Occidente la lectio divina, una práctica que ha permanecido con nosotros hasta el día de hoy.
5.       La lectio divina sirvió para su predicación
Benedicto XVI explicó: San Ambrosio, culturalmente bien educado pero al mismo tiempo ignorante de las Escrituras, rápidamente comenzó a estudiarlas, aprendiendo a conocer la Biblia gracias a las obras de Orígenes, el maestro indiscutible de la “Escuela de Alejandría”.
Así, San Ambrosio trasladó al ámbito latino la meditación sobre las Escrituras que había iniciado Orígenes, introduciendo en Occidente la práctica de la lectio divina.
Benedicto XVI afirmó que este método sirvió de guía para toda la predicación y los escritos de Ambrosio, que surgieron precisamente de la escucha orante de la Palabra de Dios.
6.       ¿Cómo ayudó San Ambrosio en la conversión de San Agustín?
Eso también involucró una historia bastante dramática, en la que el Obispo de Milán se enfrentó al emperador a riesgo de su propia vida.
El Papa Benedicto XVI recordó que en un pasaje de las Confesiones, San Agustín relató que llegó a Milán como profesor de retórica, era un escéptico y no cristiano. 
Estaba buscando la verdad cristiana pero no era capaz de encontrarla verdaderamente.
Lo que conmovió el corazón del joven retórico africano, escéptico y abatido, y lo que le impulsó a la conversión definitiva no fueron las espléndidas homilías de San Ambrosio, aunque las apreció profundamente, sino el testimonio del Obispo y de la Iglesia en Milán, pues rezaban y cantaban como un solo cuerpo intacto.
Fue una Iglesia que pudo resistir las maniobras tiránicas del emperador y de su madre, quienes a principios del 386 exigieron nuevamente un edificio de la iglesia para las celebraciones de los arrianos.
En el edificio que iba a ser requisado, cuenta San Agustín, “la gente devota velaba, dispuesta a morir con su obispo”.
Este testimonio de las Confesiones es precioso porque señala que algo se movía en San Agustín, quien continúa: “También nosotros, aunque espiritualmente tibios, compartimos la agitación de todo el pueblo”.
7.       ¿Fue San Ambrosio notable en otros aspectos?
Fue notable en muchos sentidos, uno de ellos hoy nos parecería bastante sorprendente.
El Papa Benedicto XVI recordó que en sus Confesiones, San Agustín escribió que cada vez que iba a ver al Obispo de Milán, lo encontraba regularmente ocupado con multitud de personas llenas de problemas y por cuyas necesidades se esforzaba al máximo.
Siempre había una larga cola esperando para hablar con San Ambrosio, buscando en él consuelo y esperanza.
Cuando el obispo no estaba con la gente, algo que sucedía por breves instantes, o bien reponía su cuerpo con las comidas necesarias o alimentaba su espíritu con la lectura.
Aquí, San Agustín se maravilla porque San Ambrosio leía las Escrituras con la boca cerrada, solo con los ojos. En los primeros siglos cristianos la lectura se concebía estrictamente para la proclamación y hacerlo en voz alta también facilitaba su comprensión.
El hecho de que San Ambrosio pudiera leer solo con los ojos sugirió al admirado San Agustín una rara habilidad para familiarizarse con la Biblia.
8.       El consejo de San Ambrosio
San Ambrosio también le pasó a Agustín un consejo muy famoso, que muchas personas citan hoy sin siquiera saber de dónde viene.
San Agustín notó que las costumbres litúrgicas en Roma eran diferentes a las que se usaban en otros lugares, y San Ambrosio le dijo algo que todavía citamos hoy: “Cuando estés en Roma, haz lo que hacen los romanos”.
Etiquetas: Obispo, Doctor de la Iglesia, San Agustín, Lectio Divina, Milán, San Ambrosio
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